jueves, 11 de marzo de 2010

Obras






Catillo at Tuloom, Frederick Catherwood, 1844, Casa de Frederick Catherwood

La litografía mostrada, muestra un valor tonal impresionante, siendo esta clara, y cada uno de sus elementos son perfectamente visibles para el espectador. En cuanto la forma podemos ver un realismo impresionante, el cual se refleja en los detalles de la misma, nos es posible ver cada uno de los escalones de la pirámide, al igual que cada una de las hojas que cubren los árboles. Como es sabido, la litografía es un gravado, lo que nos brinda un cierto grado de textura proveniente del material en el que se encuentra impresa.

La litografía como su nombre nos indica, muestra al espectador el Castillo en Tuloom (actualmente Tulum), un templo de la costa este de la península de Yucatán, dicho templo, cabe mencionar, es sumamente reconocido por sus esplendidos frescos. Podemos apreciar como el castillo se alza dramáticamente sobre la abundante vegetación, sus escaleras se dirigiéndose hacia el cielo, de cierta manera invitando al espectador a sentarse y admirar la estructura, tal como lo hace la figura del hombre en la parte inferior central de la obra. Es posible observar como Catherwood coloca de una manera impresionante las figuras, para de esta manera guiar a los ojos del espectador hacia la escena principal, los peldaños de piedra, los pilares y las estructuras de más atrás, incluso las figuras humanas parecieran ser intrusos de esta paisaje natural, destruyendo la vegetación que había mantenido el lugar desolado por cientos de años. A pesar de que Catherwood nos brinda toda esta información visual, el mismo falla en notar lo verdaderamente espectacular que Tulum es, Catherwood menciona que “Tulum se encuentra en un campo de rocas en la costa este de Yucatán”, cuando realmente el sito está localizado sobre un peñasco de cuarenta pies, por encima de las olas erguido majestuosamente.


La Casa de las Monjas, Chichén Itzá, Frederick Catherwood


La casa de las monjas no es una construcción aislada, contrario a lo que podríamos apreciar en esta representación de Catherwood, sino que está rodeada de otras construcciones importantes de Chichén Itzá.

En la pintura podemos observar una fachada sumamente detallada gracias al gran dominio de la línea del artista, en la cual existen algunos relieves que representan las máscaras de algunas deidades y algunos otros elementos que están sobrepuestos en dicha fachada.

A pesar del realismo que podemos apreciar en la edificación, también la vemos rodeada de vegetación y maleza que están difuminadas en algunos puntos y en movimiento, lo que le da un gran dramatismo al entorno. Con las luces y sombras el autor transmite una sensación de calor, de un día soleado pero a la vez acogedor y húmedo.

Las personas sentadas afuera inspiran tranquilidad, nada de prisas ni tensión, esto podría confirmar el punto anterior del clima.

No sabemos con certeza si así fue realmente la vida de los mayas cuando se encontraban en su apogeo, pero esta pintura nos abre la imaginación de lo que pudo haber sido, como un lugar mágico.


Colosal Cabeza en Izamal, Frederick Catherwood, , Casa de Frederick Catherwood.

En esta litografía, Catherwood ilustra la gran pirámide de Izamal, en la que se puede ver Kinich Kak Mo, la colosal cabeza de una figura Maya que se distingue muy por encima del explorador naturalista, el Doctor Samuel Cabot Jr. Esta ilustración es uno de los pocos registros que existen en Occidente de la cabeza colosal antes de que esta se desplomase.

Se puede observar la paleta de colores oscuros y misteriosos que utiliza Catherwood, ya que en contraste con sus otros gravados que son a la luz del día, genera una imagen peristente.. Como el nombre da la obra indica, la cabeza colosal es el tema de la obra estando esta ubicada en el centro de la litografía, de tal forma que capta la atención del espectador al también estar iluminada. Así mismo, el jaguar, que también es un personaje importante en esta obra, se destaca por estar iluminada por una fuente de luz ausente del plano del cuadro. Es aquí donde se puede ver la técnica del claroscuro aplicada por el artista, que fue popular entre los grabadores. En cuanto a la forma, el autor se destaca por realizar hasta los más finos detalles: desde la textura de las piedras, hasta cada hoja de cada planta o palmera. En la obra se puede observar un tenebrismo por el cual únicamente las figuras temáticamente centrales destacan iluminadas de un fondo generalizadamente oscuro; en este caso las figuras que más destacan de un fondo oscuro son el jaguar y el Doctor Samuel Cabot Jr.

Al fondo se muestra cómo Catherwood representa la imagen de la luna asomándose sobre la escena, mientras la colosal cabeza Maya amenaza con la mirada a los intrusos que intentan cazar al jaguar, animal que representaba a varias deidades mayas. Después de haber estudiados la cultura Maya, nos dimos cuenta que no es coincidencia que Catherwood le haya dado tanta importancia a la luna y los jaguares en esta imagen. Las fases de la luna constituían la base del calendario Maya, y en Mesoamérica, el jaguar era uno de los animales más temidos y respetados, y representaba el poder y la autoridad.





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